La calculadora tal y como la conocemos es un invento relativamente reciente aunque la necesidad de realizar operaciones es un hecho que viene de antiguo, en concreto, de la época mesopotámica, con la aparición del comercio. Otros sistemas, como el ábaco, le preceden y todavía hoy se utilizan en algunos países y culturas. ¿Quieres conocerlo?
La primera calculadora electrónica portable capaz de realizar operaciones complejas data de mediados del siglo pasado, cuando empresas como IBM y Casio lanzan los primeros aparatos comerciales destinados al público general.
Hace siglos, los números que ahora vemos como dígitos en pantallas se representaban mediante bolas o rayas en palos de madera para contabilizar el intercambio en las relaciones comerciales. El primer instrumento destinado a realizar operaciones aritméticas como sumas, restas y multiplicaciones fue el ábaco.
Se trata de una tabla con columnas que contienen una especie de bolas y que están ordenadas en base al sistema numérico sexagesimal. Adoptado por numerosas culturas, como la china, la japonesa, la europea…, los expertos datan el origen del aparato entre el 2.700 y el 2.300 a.C. Algunas teorías afirman que nació en China, donde todavía se usa el ábaco, aunque otras lo establecen en zonas del Sahara.
Ábaco chino
En realidad, la importancia de este instrumento todavía pervive en la actualidad, y algunos lugares de países asiáticos, como decíamos anteriormente, todavía lo utilizan. Sin embargo, en Europa su utilización es escasa porque rápidamente se sustituyó por otros sistemas de cálculo.
Hoy en día algunos colectivos en el ámbito de la educación vuelven al ábaco como sinónimo de agilidad mental y mayor capacidad de aprendizaje, aunque eso sí, sin perder de vista los beneficios de las calculadoras actuales.
El programa internacional Aloha Mental Arithmetic, por ejemplo, nace con el objetivo de estimular la inteligencia de los escolares a través de la utilización de este aparato y del cálculo mental. Córdoba ha sido una de las ciudades elegidas para llevarlo a cabo.
Fuentes de referencia
- FayerWayer (2011) “El origen de la calculadora”
- L. Chaparro (2012) “Operaciones sin calculadora” El diario de Córdoba