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Gestión de residuos, un reto para el Plan de Rehabilitación

Si prefieres escucharlo en Capital Radio de boca de la directora de Comunicación de Tinsa, Susana de la Riva, pincha aquí: https://www.tinsa.es/wp-content/uploads/2021/12/Residuos.mp3  

Hemos hablado en más de una ocasión de las interesantes perspectivas que tenemos por delante en materia de rehabilitación de edificios gracias a la llegada de los fondos de la Unión Europa, siempre que, claro está, la Administraciones y el sector privado sean capaces de gestionar con ambición y eficiencia la oportunidad que se presenta. Hoy vamos plantear un aspecto colateral que el desarrollo de este plan va a poner en el punto de mira: la gestión de los residuos derivados de esas labores de rehabilitación. Un tema para nada menor cuando echamos la vista atrás y cuantificamos los residuos que ha generado la actividad de construcción en la última década: nada menos que 580 millones de toneladas, según datos del Instituto Nacional de Estadística.

Durante todo proceso constructivo, ya sea de obra nueva como de rehabilitación, se generan residuos. Si lo cuantificamos en términos de peso, la mayoría de los residuos son de origen mineral, aunque también hay plásticos, movimientos de tierras, embalajes de los materiales, restos de demoliciones, etc. Todo suma y es material que acaba en los habituales contenedores de obra que son recogidos por las autoridades municipales o bien en camiones que se desplazan del solar al vertedero o el punto de vertido correspondiente.

Los residuos son un tema de importancia creciente, por su volumen y porque una parte son catalogados como peligrosos por su alta toxicidad. Se encuentran sobre todo en las edificaciones antiguas construidas bajo normativas menos rigurosas que no habían identificado de forma oficial ciertos materiales como peligrosos. El amianto, por ejemplo, que se utilizó de forma generalizada como aislante hasta su prohibición en 2002, pertenecería a este grupo.

Con la ola de rehabilitaciones que está por llegar se hace especialmente necesario prestar atención al trato que se le va a dar al gran volumen de residuos al que nos vamos a enfrentar, y no escatimar en medidas que minimicen su impacto tanto en la salud de las personas como en la del medio ambiente. Sin ir más lejos, la obligación de reciclar parte de los residuos generados y gestionarlos adecuadamente está entre los requisitos para la concesión de los fondos europeos.

El ritmo de generación de residuos ha tenido una evolución paralela a la de la actividad constructora. Si se analiza el periodo 2010 – 2019, el año 2010 muestra las cantidades más altas en la última década, con 76 millones de toneladas, para bajar a 43 millones de toneladas en 2013. A partir de ahí se aumenta de forma más progresiva y en línea con la actividad constructora del ciclo inmobiliario, hasta los 61 millones de toneladas de 2019, último dato disponible en la estadística del INE. Este volumen de residuos generados en 2019 es un 20% inferior a ese máximo de la década, que, como hemos visto, se produjo en 2010.

La inevitable generación de residuos en la actividad constructora nos lleva a plantear: ¿qué hacemos con ellos? Hay 4 destinos posibles: la recuperación, los rellenos, el vertido y la incineración. Lamentablemente el vertido es el destino mayoritario, la mitad de las casi 600 toneladas que hemos generado en la última década han tenido este final. La buena noticia es que los vertidos se han reducido paulatinamente desde 2018.

También en lado positivo, encontramos que la recuperación es el siguiente tratamiento: una tercera parte de los residuos consiguen entrar en circuitos de reutilización y es una cuota que va en aumento desde 2015. Casi 200 millones de toneladas de residuos han alargado su vida útil reutilizándose con otros fines.  Por último, se sitúan las operaciones de relleno, de media en un 17 % en la última década (90 millones de toneladas) y de forma muy minoritaria, la incineración, en un 0,034 %, que a pesar de ser un pequeño porcentaje supone 255.000 toneladas.

La Unión Europea lleva varios años trabajando en identificar y definir unos criterios técnicos para abordar la sostenibilidad en la actividad constructora incluyendo el tratamiento de los residuos. Tras varios años de estudios piloto, se han elaborado una serie de informes con los puntos clave, que en los próximos años se transpondrán en las normativas de cada país, marcando un nuevo rumbo hacia una economía más circular. Todo apunta a que la reutilización, la recuperación y la gestión circular se convertirán en una práctica habitual en el sector en los próximos años. Un reto importante teniendo en cuenta que esos 580 millones de toneladas de residuos de construcción generados en la última década se van a ver incrementados con total seguridad en los próximos años por los planes de impulso a la rehabilitación energética de la Unión Europea.

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