Historia de la valoración (IV): Economía del pueblo romano
La agricultura constituyó siempre una de las bases del sistema social y económico del pueblo romano. Las familias cultivaban en tierras y pequeñas parcelas, alimentos para cubrir necesidades propias, lo que se denominaba economía de subsistencia. Con la expansión del territorio dominado por Roma a partir del siglo I.V a.C muchos aspectos cambiaron. ¿Cuáles? Os los explicamos en este nuevo post de El valor de las cosas.
De una economía de subsistencia a los grandes mercados de consumo
La extensión media de los campos de labranza antes de la expansión del Imperio Romano, oscilaba entre 2 y 4 iugera, lo que equivaldría en la actualidad, a media o una hectárea aproximadamente. Cuando Roma fue conquistando nuevos territorios, las familias de estamentos superiores acumularon grandes extensiones que fueron cultivadas en parte, por los adversarios vencidos.
De esta forma, el exceso de producción hace que numerosos productos (vino, aceitunas, aves, ganado, frutas o verduras) sean ofrecidos en grandes mercados de consumo surgidos como consecuencia de la urbanización de grandes ciudades o el surgimiento del proletariado urbano.
Durante el periodo de expansión del pueblo romano, aumentó la producción agrícola y el comercio de productos en grandes mercados de consumo como fue el caso del vino
El auge de la artesanía, el comercio y las obras públicas
Desde la fundación de Roma hasta la caída del Imperio, se produce un rápido desarrollo de la artesanía, el comercio y la construcción.
El transporte de los objetos y el intercambio de bienes no resultaba nada sencillo, el transporte terrestre resultaba bastante costoso y el marítimo estaba frecuentemente amenazado por la piratería. Los mercados se limitaban a un ámbito regional a excepción de Roma, que se convertiría en un enclave privilegiado para todos los comerciantes y productos procedentes de diferentes partes de Mediterráneo.
El transporte marítimo de objetos y productos, muchas veces se veía amenazado por acciones de piratería
Entre los grupos sociales más activos comercialmente que surgieron durante el proceso de expansión de Roma, destacaron los caballeros, quiénes a finales de la República participaron en la construcción de carreteras, invirtieron en mejoras urbanísticas o adoptaron las funciones de la banca.
En el siglo III a.C se renueva el sistema monetario, hasta ese momento basado en barras metálicas y se inicia la acuñación de monedas como el denario, lo que favorecería posteriormente el impulso de iniciativas comerciales (ajenas a la administración estatal o la economía esclavista) de la mano de empresarios, asociaciones de comerciantes, y sociedades de artesanos.
Los cambios en el urbanismo de las ciudades
Roma sirvió de modelo a muchas ciudades que quisieron adoptar su urbanismo y forma de vida mediante la celebración de eventos, fiestas, peleas de gladiadores, o representación de obras artísticas. A partir del siglo I d.C, los emperadores empezaron a costear toda clase de espectáculos, para ganarse el favor del pueblo. Era en estos espectáculos, donde se podía ver la diferencia de estratos sociales.
La construcción de templos, teatros, circos, foros o basílicas también predominó en esta época, e incluso la superpoblación existente en la ciudad, acabaría derivando en la aparición de las insulae: viviendas de varios pisos que se ofrecían en régimen de alquiler a los habitantes de la ciudad.
Los ciudadanos pudientes, también invirtieron en servicios públicos como bibliotecas, baños o termas para ganar reconocimiento entre los ciudadanos y ocupar cargos honoríficos. A pesar del auge que vivieron las ciudades con estas inversiones, también existieron voces críticas que evocaron la vida en el campo, criticando la forma de producción, el comercio o la artesanía de las grandes ciudades, tal como demostraron poetas como Varrón, Horacio o Virgilio, en algunas de sus obras.
Fuentes de referencia
Barceló, P (2011): “Breve historia de Grecia y Roma”. Alianza editorial.