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Valoración de árboles y recursos naturales

La valoración de árboles y recursos naturales es una disciplina cada vez más extendida en todo el mundo. De hecho, su alcance y complejidad no ha dejado de crecer gracias a la inclusión de cada vez más recursos de distinta naturaleza: valoración de árboles, valoración de agua de riego, valoración de semillas, valoración de fincas agrarias…

Todos ellos y muchos más son considerados recursos ambientales y su valoración es cada día más demandada, como demuestra el auge de demanda de valoraciones agropecuarias.

No cabe duda de que, actualmente, valorar desde un punto de vista económico cualquier tipo de bien o activo es ante todo una oportunidad para tomar decisiones acertadas. Ello incluye, como es lógico, la valoración de espacios naturales y todo lo que habita en ellos.

Este hecho, en un momento de fuerte impulso de mensajes ecologistas, donde lo «verde» y lo «eco» vende y añade valor por sí solo a cualquier producto, ha permitido además el desarrollo de metodologías de valoración orientadas a la explotación de la naturaleza, al desarrollo sostenible o al cálculo de los costes que comporta la contaminación para la sociedad.

En resumidas cuentas, la valoración agropecuaria se ha convertido en una herramienta útil y complementaria a las dinámicas sociales y políticas que nos rodean hoy en día.

Por otra parte, no hay que olvidar que existen situaciones específicas en las que tradicionalmente ha existido una fuerte demanda de trabajos de valoración, como es el caso de desastres naturales, accidentes o siniestros en los que es preciso realizar una valoración económica de daños. En estos casos, el recurso a la valoración alcanza una importancia trascendental para particulares, empresas y administraciones públicas, que ante episodios catastróficos como la reciente DANA que asoló el levante español, ven en la valoración económica el primer paso para compensar y reparar los daños sufridos tanto en bienes inmobiliarios y mobiliarios -por ejemplo viviendas y enseres dañados por inundaciones-, como en recursos ambientales -como por ejemplo los daños sufridos por la fauna y la flora del Mar Menor (Murcia)-.

Valoración de árboles: qué hay que saber

Los árboles, como elementos generadores de riqueza, son frecuentemente sujetos a valoraciones para calcular su impacto presente y futuro. Así, cabe señalar que existen elementos de naturaleza exógena que entran en juego a la hora de determinar el valor de los mismos.

Nos estamos refiriendo a factores que se ven sujetos, como es lógico, a los vaivenes del mercado: la madera y el suelo. Este tipo de elementos sin duda influyen en el valor de un árbol, al igual que el valor de un inmueble se ve modificado en función de la coyuntura del mercado inmobiliario o el entorno en el que se encuentre.

valoración agropecuaria

Sin embargo, hay otro tipo de elementos a valorar al margen del mercado de la madera y el suelo que tienen que ver con la naturaleza propia del árbol. En este sentido, en primer lugar hay que determinar el tipo de árbol que es preciso valorar, ya que este punto determinará los pasos a seguir y elementos específicos a considerar. Por ejemplo, si se trata de un árbol ornamental, hay que contemplar y asignar un valor monetario a factores como la especie del árbol, su impacto cultural o simbólico en el entorno en que se encuentra, su belleza, su edad, su dimensión, su localización, etc. Es evidente que en estos casos el elenco de elementos no tangibles a incluir en la valoración ostenta un valor fundamental.

Este punto hace muy especial este tipo de valoraciones, lo que ha dado lugar a fuertes controversias a lo largo del tiempo. Por ese motivo, hace años se aprobó la Norma Granada, un método de valoración de árboles y arbustos ornamentales que pretende servir de guía para la valoración de este tipo de bienes sumando a la valoración económica clásica el valor de los elementos intangibles propios de cada árbol.

En cambio, si nos encontramos ante un árbol frutal lo más habitual es que sea necesaria la valoración de una explotación agraria en su conjunto. En este caso, además de contemplar las particularidades del árbol -número, edad, tipo de producto agrícola…- hay que atenerse a la normativa vigente, como el Reglamento de valoraciones de la Ley del Suelo o la Norma general de peritación de los daños ocasionados sobre las producciones agrícolas, amparados por el seguro agrario combinado.

El propósito de este tipo de valoraciones tiene que ver, frecuentemente, con las entidades aseguradoras. En este caso, el propietario suele realizar una valoración de los árboles frutales a la hora de contratar el seguro y otra a la hora de reclamar una indemnización por un siniestro o accidente.

valoración de recursos naturales

Por último, en la valoración de árboles, como en cualquier otro tipo de valoraciones, hay que tener en cuenta el propósito para el que se demande el informe de valoración. Como siempre, el objetivo de una valoración puede ser enormemente variado y ello afecta al cálculo del valor: compraventa, cálculo del coste ambiental, cálculo de indemnizaciones tras un desastre natural, reclamación a entidades aseguradoras, etc.-.

Todos estos son elementos que deben incluirse en cualquier estudio del valor para, con rigor y eficacia, arrojar un valor fiable y objetivo de un árbol o un conjunto de árboles. La valoración agropecuaria en general, y de árboles y recursos naturales en particular, es una de las disciplinas de valoración más interesantes y complejas, de las que nos permiten hacer cierto nuestro lema: ¡Valora todo lo que puedas imaginar!

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