Limpiados, desempolvados y enfriados. Así pasarán a partir de ahora los turistas que quieran ver la Capilla Sixtina. Más de cinco millones de personas visitan al año los frescos que pintó Miguel Ángel entre 1508 y 1512. Cinco siglos después, el estado de la pintura comienza a empeorar, por lo que las autoridades vaticanas han tomado medidas para evitar un desgaste mayor.
Juicio Final, en la Capilla Sixtina
Fuente: Wikimedia Commons
Como ya contamos en el post “Cómo influye la conservación en el valor de un libro antiguo”, hay diferentes agentes que perjudican el estado de piezas artísticas antiguas. En el caso de la pintura, esos elementos nocivos son:
- El polvo
- La temperatura
- La humedad
- El dióxido de carbono
Para luchar contra estos factores, en la Capilla Sixtina se llevará a cabo un cambio en los sistemas de ventilación y climatización. La entrada al habitáculo estará cubierta por varios metros de una alfombra que limpiará los zapatos y un sistema de absorción que reducirá unos grados la temperatura corporal y eliminará el polvo de la ropa.
El polvo es el mayor enemigo de los frescos de la Capilla Sixtina
El polvo es, precisamente, el principal enemigo de los frescos de Miguel Ángel y el factor más difícil de controlar. Los visitantes introducen pequeñas partículas que, debido a la humedad en el ambiente, se fijan a las pinturas. Por este motivo el Vaticano se ve obligado a realizar una spolveratura (desempolvamiento) cada dos años para mantener la obra en buen estado.
La capilla fue construida entre 1471 y 1484, durante el pontificado de Sixto IV, del que toma su nombre. En la actualidad es la sede del cónclave cardenalicio, en donde se escoge al Papa. En su techo se coloca una chimenea para la ocasión de donde sale la tradicional fumata que anuncia si la votación ha fructificado o no.
Documental de la Capilla Sixtina
Fuentes de referencia
Magi, L. (2012) “Aspirados y frescos para entrar en la Capilla Sixtina” El País.
Koch, Tommaso (2012) “Nadie quiere retorcerle el cuello a la Capilla Sixtina para sacar dinero”. El País.